jueves, 17 de junio de 2010

Revolucionario, puertorriqueñista y barbú', un ejemplo a seguir

Hijo de Bayamón, vió la luz el 17 de junio de 1833. En su juventud, influenciado por el Realismo, en la segunda mitad del siglo XIX, inició su lucha por expresar su preocupación por la situación de la sociedad puertorriqueña de su época. Denunció la dura realidad social de su terruño, por medio de su fuerte lenguaje de suaves tonos. Retató al puertorriqueño común elevándolo al nivel de vista del burgués y del poderoso.

En su quehacer revolucionario presentó un reclamo de justicia social (1) para una clase trabajadora en desgracia y la colocó en contráste con las ventajas de los pocos. Les "estrujó" en la cara esa realidad a aquellos que no la podían ver por ser altivos estirados que sólo miraban al cielo y a ellos mismos. No tuvo temor de ensalzar nuestra diversidad y riqueza racial aún cuando fue reconocido en los círculos sociales más importantes.

Pudo codearse con la crema y nata de mundo europeo, pues fue galardonado en las Cortes españolas al punto de ser nombrado Caballero de la Real Orden de Carlos III (2), aún así abdicó a ese mundo por el amor a su patria (3). Puertorriqueñista de corazón, dedicó su vida a elevar el símbolo patrio (4) en su cotidianidad. Insistía en su afirmación patria e hizo todo lo que estuvo en sus manos para contagiar a otros ese amor. Consiguió influír músicos y poetas locales con su ideario patriótico (5). A pesar de esto, tuvo detractores que, aunque poseían un gran nivel intelectual, repudiaban y le reprochaban ese amor patrio que destilaba este revolucionario puertorriqueño. La diferencia se encontraba en la sensibilidad de este patriota de la cual carecían los opositores intelectuales. No abdicó de su sentir, aunque le costara la vida, y lo vivió hasta el día de su partida en Sanurce, en 1917.

Durante su estancia en París, Francia, se codeó con otros revolucionarios que causaron gran estruendo y grandes cambios en ese país y en todo el mundo. Sin embargo, pudiendo ser parte de esa revolución mundial, prefirió traerla a su patria, a su gente amada de humilde procedencia. Logró prevalecer en su lucha y hoy día, a 177 años de su nacimiento, unos buítres carroñeros intentan destruír su revolución.

Unámonos hoy, con amor patrio, y recordemos la memoria de nuestro revolucionario del lienzo. Celebremos, junto a nuestros artistas plásticos y al Museo de la Universidad de Puerto Rico recinto de Rio Piedras, el natalicio de Don Feancisco Oller y Cestero. No permitamos que su revolución artística se pierda, mantengámosla viva pues una revolución nunca termina.


1 Osiris Delgado. "Francisco Oller y Cestero en el proceso forjador de la identidad cultural puertorriqueña.", Puerto Rico arte e identidad, Rio Piedras, EDUPUR: (1998), 43.

2 Ana Riutort. Historia breve del arte puertorriqueño en su contexto universal. 3ra ed., Ed. Plaza Mayor: 1994, 148.

3 Riutort, 148.

4 Delgado, 45.

5 Delgado, 47.

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