miércoles, 14 de julio de 2010

Libertad, Igualdad, Fraternidad

Puesto que en nuestra isla hemos desarrollado el mal hábito de celebrar las efemérides nacionales de un país vecino, a pesar del hecho de nosotros no podemos celebrar la propia independencia, he decidido hacer lo mismo. Sin embargo no es mi intención celebrar el 4 de julio pero sí el 14 de julio. Hoy se llevan a cabo, en París, las festividades que conmemoran la Toma de la Bastilla.

Este evento, parte importante de la Revolución Francesa, fue el que inició el periodo de violencia de la revolución. El proceso de revolución venía dándose antes del 14 de julio de 1789, pues la clase burguesa, perteneciente a los comunes, eran los que sostenían económicamente el país y, por otra parte, la influencia de la Ilustración en el pensamiento de la época. En esos tiempos, la Bastilla era una cárcel y se utilizaba como polvorín; anteriormente, la estructura fue una fortaleza, construida durante la edad media. En 1789, el fuerte había perdido la importancia militar, sin embargo representaba, para el ciudadano común parisino, el símbolo del absolutismo de la corona francesa.

Esa corona fue la que provocó el evento que hoy se celebra. Para 1789 el rey era Louis XVI de la casa de los borbones; éste gobernaba con indiferencia una Francia empobrecida y en bancarrota. La nobleza no sufría de esta situación económica, pues la misma se había retirado a Versalles, alejados de París y del resto del reino. A insistencia de personas influyentes, burgueses bien conectados con la nobleza, el rey Louis convocó los Estados Generales los que no se reunían desde los tiempos de Louis XIV, el "rey sol". Este organismo, parecido a un parlamento, era el único recurso de los comunes para hacerse escuchar por la corte. Se componía de tres grupos: la nobleza, el clero (estrechamente relacionados por consanguinidad a la nobleza) y los comunes. A pesar de los comunes tener mayoría numérica en su representación, la norma era que al votar el clero se alineara a la nobleza y no se aprobaban las leyes que favorecieran a los comunes. En esta ocasión no fue la excepción y luego de varios días de reunión y debate, los Estados Generales llegaron a un desacuerdo sin solución que provocó la salida de los comunes de la convención.

Los Estados Generales se reunieron en una improvisada pero pomposa "Sala de Estados" la cual se había arreglado en uno de los salones del Hôtel des Menus-Plaisirs en Versalles. Tras la salida de los representantes de los comunes, el 20 de junio de 1789, éstos se reunieron en unas canchas aledañas al edificio y allí crearon una Asamblea Nacional. En esta asamblea tomaron el juramento de no separarse hasta haber logrado la redacción de una constitución para el pueblo francés; este juramento se le conoce como el "juramento de las canchas de tenis". En los días subsiguientes, algunos nobles se integraron a la asamblea provocando presión al rey. Louis XVI, el 27 de junio de 1789, reconoció la validez de la asamblea y aceptó establecer una monarquía constitucional. Entonces, la asamblea cambió su nombre al de Asamblea Nacional Constituyente y comenzó, de inmediato, a redactar una constitución y a funcionar como una legislatura.

Durante todo este proceso, el Rey había nombrado a varios ministros de finanzas pero ninguno satisfacía los intereses de ambas partes, en especial los de la nobleza. El último de estos ministros lo fue Jacques Necker, el cual simpatizaba con los comunes. Al rendir su informe, aconsejando la imposición de contribuciones a la nobleza, provocó que fuera destituido por el Rey. Ese 11 de julio, el rumor de un posible ataque de las fuerzas militares reales, a los miembros de la Asamblea, estalló como pólvora entre los ciudadanos de París. Con la intención de adquirir armas y municiones, la turba civil, asistida por la recién establecida Guardia Nacional (ésta respondía directamente a los miembros de la Asamblea), atacó la Bastilla el 14 de julio y después de combates intermitentes, la Bastilla fue tomada por los civiles y quemada hasta sus cimientos. Éste fue el comienzo del fin para la breve monarquía constitucional francesa, pues el 4 de agosto de 1789, la monarquía y sus sistema feudal fue abolida por primera vez en Francia. Posterior a esto se efectúan las famosas decapitaciones y experimentos político-sociales que desembocaron en el ascenso de Napoleón Bonaparte al poder. Eso es tema para otro escrito.

Es importante aclarar que la revolución y la independencia, no necesariamente van de la mano y que ninguna está casada con la violencia. Es lamentable que muchos pueblo hayan tenido que recurrir a la violencia para adquirir el derecho de gobernarse y ser gobernados con justicia. Estados Unidos de América, ejercitó el derecho a la guerra de independencia y luego hizo una revolución política sin la necesidad de imponerla a sus ciudadanos por medios violentos. Francia inició la revolución por medios pacíficos y legales, pero se vio en la necesidad de usar la violencia para poder terminar el proceso revolucionario. Pero otros países han conseguido ambas cosas sin los actos de violencia, ejemplo de ello es la India. Gandhi dirigió una Revolución y logró la Independencia de su patria por medios no violentos. Nosotros también tenemos opciones, hagamos una Asamblea Nacional de pueblo y por medios no violentos luchemos por una Revolución político-social y luego por nuestra soberanía.

¡Feliz día de la Bastilla! ¡Viva la Revolución!